
El gobierno Francés realizo un gran esfuerzo para demostrar al mundo que, después de más de dos semanas de violencia, el país "no está en llamas", y que no existe ninguna "guerra civil".
El presidente de ese país, Jacques Chirac, llamó ayer a todos sus compatriotas a movilizarse contra las discriminaciones, ante el profundo malestar, y la crisis de referentes y de identidad de jóvenes de barrios difíciles de Francia, escenario de disturbios desde hace casi tres semanas. En su primera intervención televisada sobre la crisis, anunció la creación de un servicio civil voluntario para ayudar a esos jóvenes a "ir hacia el empleo", un proyecto que concernirá a 50.000 de ellos en 2007 y que asociará "el acompañamiento y la formación". Además, anunció consultas, incluso con patronal y sindicatos y medios audiovisuales, a favor del reconocimiento de la "diversidad". "No construiremos nada duradero sin respeto, si dejamos que crezcan el racismo, la intolerancia, el insulto, sin combatir este veneno para la sociedad que son las discriminaciones, y si no reconocemos y no asumimos la diversidad de la sociedad francesa, que es una riqueza y una fuerza", afirmó el jefe del Estado. Criticado por su escasa implicación pública frente a las violencias, protagonizadas por jóvenes en decenas de zonas desheredadas del país, focos de paro, pobreza, delincuencia y con una alta concentración de personas procedentes de la inmigración, Chirac trató de retomar la iniciativa con esta declaración "solemne", radio-televisada, de unos 15 minutos, desde el Elíseo. Unas horas antes, había presidido un Consejo de ministros extraordinario para aprobar un proyecto de ley que prorrogará tres meses el estado de emergencia decretado hace casi una semana, aunque las violencias urbanas han retrocedido en los últimos días. Fiel al eufemismo de su gobierno conservador hacia esa medida de excepción, Chirac dijo que decidió ayer proponer al Parlamento que prorrogue "por un tiempo limitado" la aplicación de la ley del 3 de abril de 1955, en virtud de la cual se ha instaurado desde la semana pasada el toque de queda en unas 40 ciudades.Contra la prensa. Así, el gobierno francés se esforzó ayer en demostrar que, después de más de dos semanas de violencia, el país "no está en llamas", y que no existe ninguna "guerra civil" ni "intifada", como pretende la prensa extranjera. Es preciso medir los incidentes "en su justa dimensión", afirmó el portavoz del gobierno, Jean-Francois Copé, ante la prensa extranjera en París, actuando en la misma línea que había indicado el canciller Philippe Douste-Blazy a los embajadores franceses. Copé criticó el "empleo de términos que no reflejan en absoluto la realidad" y citó como ejemplo algunos titulares de la prensa extranjera que como "Francia en llamas", "Guerra civil en Francia" o incluso "Intifada". Esos titulares alarmistas, dijo, contrastan con el progresivo retorno a la calma que se advierte en los últimos días. "Ciertos titulares deforman la realidad de los hechos", insistió.
El presidente de ese país, Jacques Chirac, llamó ayer a todos sus compatriotas a movilizarse contra las discriminaciones, ante el profundo malestar, y la crisis de referentes y de identidad de jóvenes de barrios difíciles de Francia, escenario de disturbios desde hace casi tres semanas. En su primera intervención televisada sobre la crisis, anunció la creación de un servicio civil voluntario para ayudar a esos jóvenes a "ir hacia el empleo", un proyecto que concernirá a 50.000 de ellos en 2007 y que asociará "el acompañamiento y la formación". Además, anunció consultas, incluso con patronal y sindicatos y medios audiovisuales, a favor del reconocimiento de la "diversidad". "No construiremos nada duradero sin respeto, si dejamos que crezcan el racismo, la intolerancia, el insulto, sin combatir este veneno para la sociedad que son las discriminaciones, y si no reconocemos y no asumimos la diversidad de la sociedad francesa, que es una riqueza y una fuerza", afirmó el jefe del Estado. Criticado por su escasa implicación pública frente a las violencias, protagonizadas por jóvenes en decenas de zonas desheredadas del país, focos de paro, pobreza, delincuencia y con una alta concentración de personas procedentes de la inmigración, Chirac trató de retomar la iniciativa con esta declaración "solemne", radio-televisada, de unos 15 minutos, desde el Elíseo. Unas horas antes, había presidido un Consejo de ministros extraordinario para aprobar un proyecto de ley que prorrogará tres meses el estado de emergencia decretado hace casi una semana, aunque las violencias urbanas han retrocedido en los últimos días. Fiel al eufemismo de su gobierno conservador hacia esa medida de excepción, Chirac dijo que decidió ayer proponer al Parlamento que prorrogue "por un tiempo limitado" la aplicación de la ley del 3 de abril de 1955, en virtud de la cual se ha instaurado desde la semana pasada el toque de queda en unas 40 ciudades.Contra la prensa. Así, el gobierno francés se esforzó ayer en demostrar que, después de más de dos semanas de violencia, el país "no está en llamas", y que no existe ninguna "guerra civil" ni "intifada", como pretende la prensa extranjera. Es preciso medir los incidentes "en su justa dimensión", afirmó el portavoz del gobierno, Jean-Francois Copé, ante la prensa extranjera en París, actuando en la misma línea que había indicado el canciller Philippe Douste-Blazy a los embajadores franceses. Copé criticó el "empleo de términos que no reflejan en absoluto la realidad" y citó como ejemplo algunos titulares de la prensa extranjera que como "Francia en llamas", "Guerra civil en Francia" o incluso "Intifada". Esos titulares alarmistas, dijo, contrastan con el progresivo retorno a la calma que se advierte en los últimos días. "Ciertos titulares deforman la realidad de los hechos", insistió.
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