Hoy viernes terminó en Ginebra la primera jornada de la sesión extraordinaria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre el conflicto en Gaza, lamentablemente (como si el tiempo aquí no fuese importante) sin acuerdo sobre un proyecto de resolución.
La discusión de hoy se entrampo cuales serian los términos de una condena de las presuntas violaciones de derechos humanos cometidas desde el inicio de la ofensiva militar israelí en Gaza, el 27 de diciembre y por ello se reanudarían a partir del lunes. Se había presentado un proyecto de resolución "condenando firmemente" las operaciones militares israelíes en Gaza por parte de Cuba, de Egipto -en nombre de los grupos árabe y africano- y de Pakistán, en nombre de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI). Aquí se pedía "el cese inmediato de los ataques militares israelíes" en la franja de Gaza y "el fin de los disparos de cohetes contra civiles israelíes".
Para algunos este nuevo proyecto representaba un avance con respecto al anteproyecto que circulo el jueves, pues menciona los disparos de cohetes de los grupos armados palestinos contra el sur de Israel, tal y como deseaban, entre otros, la Unión Europea. Otro punto en discordia es la investigación pedida al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos sobre las presuntas violaciones de derechos humanos cometidas por la ofensiva israelí. En el actual proyecto, la investigación sólo se referirá a las presuntas violaciones cometidas "contra palestinos por la potencia ocupante israelí", sin mencionar las perpetradas por los palestinos, como los disparos de cohetes.
Claramente, el hecho de tratar de igualar las responsabilidades ya sea por presión, por las relaciones internaciones o por convicción, es lo central de la discusión.
Para mí, y en esto comparto el análisis de Hernán Zin, la ofensiva militar israelí en Gaza intenta enmendar los errores cometidos en la guerra del año 2006 contra Hezbolá. Y se quiere, de algún modo, exorcizar los fantasmas del fracaso en el Líbano, de las imágenes los chicos del Tsahal que volvían llorando del frente al tiempo en que los milicianos chiíes resistían cada embate contra Bint Jbeil. Restituirle su buen nombre y el de los políticos que alentaron los ataques. Además, esta nueva ofensiva se basa en dos ejes fundamentales: una feroz campaña de prensa, y un aumento del poder de fuego que busca evitar la muerte de los propios soldados, al tiempo en que provoca aún más fallecidos entre los palestinos (es decir, más censura, más violencia…más muertes de inocentes).
Yo creo que el Ejército de Israel ha dejado constancia en innumerables ocasiones de su falta de respeto por los civiles durante los conflictos, como demuestra la larga lista de masacres que ha perpetrado a lo largo de los años. Pero ahora, según admiten algunos analistas militares israelíes, su conducta podría estar siendo aún más opuesta a los principios fundamentales del Derecho Humanitario y la Cuarta Convención de Ginebra, un ejemplo de ello es el incidente en que 40 civiles palestinos fueron asesinados cuando el Ejército lazó morteros contra una escuela de la ONU el pasado martes y que a estas alturas no sorprende a nadie de los que han seguido los eventos en Gaza durante los últimos días.
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