En lo que parece una sencilla discusión sobre visiones contrapuestas hay en realidad un debate de fondo sobre el modelo de sociedad, con una crítica profunda a una mirada antropocentrista y sus consecuencias. Para Infanti, esta es visión que tiene el sistema neoliberal, que es eminentemente depredador de la naturaleza y excluyente del ser humano, porque incentiva deseos más allá de necesidades reales, hasta llegar a un ecocidio.
Anteriormente, había dicho que “En Chile el agua es una mercancía”. Así es como Infanti, uno de los defensores más enérgicos de los derechos de los pueblos originarios, antes había criticado fuertemente la falta de políticas de Estado respecto al tema y la facilidad con que se legisla para los poderes económicos extranjeros.
“En este momento Chile es un país que queda en vergüenza a nivel nacional y mundial, porque tiene una legislación, donde el agua es una mercancía y más aún es privatizada para el negocio de empresas: las trasnacionales. Y si encuentra un país como Chile, que no solo le abre la puerta, sino que le dice ‘vengan, aquí tiene el agua gratis, es de ustedes’. Esto tiene que ver con la soberanía nacional, los políticos, las fuerzas armadas deberían tomar en cuenta un tema como este”.
Este es el texto de la noticia que aparecio en El Mostrador:
Obispo de Aysén, Luis Infanti
“Espero que se dé la posibilidad de hablar en persona con Felipe Berríos”
Sorpresa. Esa fue la sensación que tuvo el obispo de Aysén, Luis Infanti, luego de leer en El Mostrador las declaraciones del sacerdote jesuita Felipe Berríos que, en una entrevista a un medio regional, respaldó la construcción de megacentrales hidroeléctricas como las que considera el proyecto HidroAysén en el sur del país.
Infanti, que ha sido un férreo opositor a la apuesta energética de la sociedad Endesa Colbún, explica que lo sorprendió “no tanto el contenido, sino la manera en que aparecieron las declaraciones en el Diario de Aysén, lo que me llevó a pensar en una intencionalidad de la empresa que debe haber promovido la entrevista al padre Berríos, que ni siquiera vino a Coyhaique. Había un claro intento de deslegitimar los planteamientos éticos del obispo y la Iglesia de la región a través del diario”.
Según Infanti, “es una estrategia común plantear divergencias entre personas de la misma Iglesia. No solo de HidroAysén, sino de otras grandes empresas, como en el caso de Pascua Lama (Barrick Gold) o el conflicto en Mehuín (Celco)”.
-Luego de esta entrevista ¿ha conversado con Berríos?
-Brevemente. Hemos quedado en conversar más porque son temas complicados y complejos, que no son para hacerlo telefónicamente o vía e-mail. Así que espero se de la posibilidad de hablar en persona.
-¿El sacerdote jesuita mantiene sus dichos?
-Sí, reafirma sus dichos y postura, aunque está abierto a un mayor diálogo y comprensión de la problemática, que no conoce adecuadamente, ya que no vive en la zona por lo que lo que sabe lo sabe de oídas y por los medios de comunicación. Distinto a uno que vive acá y ha visto el proceso.
-¿Cuál es la postura de la iglesia regional con respecto a HidroAysén?
-La Iglesia está muy integrada con el tema desde fines de 2005 por lo menos, lo hemos reflexionado mucho. De ahí surge la Carta Pastoral del Agua que tiene reconocimiento a nivel de América Latina y la Conferencia Episcopal, que ve con buenos ojos que se siga reflexionando sobre temas ambientales.
No digo que sea palabra de Dios, pero hay una reflexión importante desde ética y espiritualidad.
-¿Y existe sintonía al respecto con la iglesia a nivel nacional?
-La Conferencia Episcopal reconoció nuestra reflexión. Por eso se está impulsando la creación de un departamento especial relacionado con medioambiente: no puede haber uno o dos obispos reflexionando solos, sino que tiene que ser como iglesia chilena. En eso estamos.
-Entonces esto marca un quiebre en la Iglesia frente a temas ambientales.
-No. Primero hay que decir que estos no son temas estrictamente de fe: hay una búsqueda más en la línea antropológica y ecológica en que necesitamos mayor profundización porque Felipe Berríos enfatiza una visión antropocéntrica, que ve al ser humano como el centro de la creación. La Carta Pastoral del Agua tiene otra postura, que señala que la visión antropocéntrica es la que tiene el sistema neoliberal, que es eminentemente depredador de la naturaleza y excluyente del ser humano, porque incentiva deseos más allá de necesidades reales, hasta llegar a un ecocidio, como diría Juan Pablo II.
Así se va excluyendo cada vez más a los que tienen menos capacidad de defenderse y sobrevivir, porque la sociedad ya no se diferencia entre pobres y ricos, sino entre ricos y excluidos, que es peor porque no cuentan. A ellos se les trata de dejar callados, para que no molesten, con algunas becas y limosnas.
-Entonces ¿la visión antropocéntrica que según usted manifiesta Berríos finalmente favorece a las grandes empresas?
-Claro. Favorece que se acumule poder en pocas manos. Si sus intereses son esencialmente el lucro más que el bien común, entonces estarían manipulando incluso la conciencias de las personas para lograr lo que quieren.
-¿Ve usted un intento de manipulación de Berríos?
-No puedo entrar en la conciencia de otra persona. Pero el artículo del diario de Aysén empieza cuestionando la carta que el vicariato mandó a las comunidades, que apuntaba a la compra de conciencias. HidroAysén lo hace a través de las necesidades de la gente y dando oleadas de beneficios, becas, contribuciones. Esa es la chispa que ha motivado que el diario entreviste a Berríos. Ahí esta la clave y cada uno está obligado a cuestionarse si frente a esta oleada de donaciones uno se somete o rechaza. La iglesia invitó a que las comunidades cristianas las rechacen porque HidroAysén con estas ofertas es inmoral. Y con los proyectos que plantea también.
-Berríos no ve con malos ojos estas donaciones y se pregunta por qué en vez de atacar una represa hidroeléctrica los obispos no hablan ni atacan la concentración de la riqueza, apuntando a Douglas Tompkins y a cómo éste creó su fortuna.
-Yo me preguntaría, si me ofrecen donativos para hacer el bien a los pobres, si estoy dispuesto a aceptar donativos de empresas que fabrican armas, que favorecen productos abortivos, o marcas de cigarros que dañan a las personas. Ahí está el gran cuestionamiento ético. HidroAysén con su propuesta de megarepresas en la Patagonia es un destructor del medioambiente y al final son peores que una empresa de armas.
- El sacerdote jesuita también alega que la defensa de la Patagonia es un tema elitista y que sólo sirve a intereses de turistas extranjeros con mucho dinero ¿qué dice usted al respecto?
-Lo del turismo me parece bastante secundario. El problema de fondo es que las aguas de Aysén en un 96 por ciento sean propiedad de una sola empresa: Endesa, de Enel Italia, de las que se ha adueñado gratuitamente y a perpetuidad porque la Constitución se lo permite.
-¿Las palabras de Berríos respaldan esta situación?
-Sí, porque aunque lo que a él le preocupa es que las grandes empresas y dueños del capital marginen cada vez más y no se preocupen de los desposeídos -en lo que estamos en sintonía- no va al fondo del asunto.
Estas grandes empresas, bajo el manto de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), justifican la continuidad de ese sistema y yo haría distinción entre obras de caridad y obras de solidaridad.
Un Techo para Chile, Hogar de Cristo, son apuestas para aplaudir y ser alabadas. Sin embargo el mismo Padre Hurtado decía que una cosa es la caridad y otra es la solidaridad: la caridad termina cuando empieza la solidaridad, un sistema social que busca la equidad y participación de todas las personas en bienes que Dios ha creado para todos y no sólo para algunos. El agua es uno de ellos.
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