
Hoy en su blog Viaje a la Guerra, Hernan Zin, escribe un post donde trata la relación existente entre la población palestina y Hezbolá, además nos cuenta, en el mismo marco, como es el tratamiento de los medios locales sobre este conflicto y la incidencia que esto tiene. Realmente es muy interesante. Este es el texto:
El faro de Hezbolá
Hoy, la mitad árabe de Jerusalén se despertó con las puertas cerradas, en huelga general, mientras que la parte judía sigue con su vida como siempre. Para los palestinos, no ir a trabajar o no abrir sus tiendas, es una forma de mostrar su rechazo al comportamiento bélico de Israel, al bombardeo de civiles en el Líbano y Gaza. Y, para muchos de ellos, también un modo de apoyar a Hezbolá.
Dentro de Palestina numerosas personas tienen en alta consideración a este grupo armado. “Tenemos el mismo enemigo, por eso la apoyamos”, me comenta Mahmud, un comerciante que secunda la huelga general junto a la puerta de su negocio.
Resulta curioso, y digno de una honda reflexión, las distintas percepciones que se tiene de Hezbolá: mientras que para los israelíes y para buena parte de los gobiernos occidentales es un grupo terrorista, la encarnación misma del mal, para los palestinos, y para millones de árabes, es un ejército de liberación, que lucha contra el enemigo opresor.
Desde que empezó el conflicto en el Líbano, los palestinos siguen la cadena de televisión de Hezbolá, cuyas emisiones están prohibidas en Estados Unidos y en parte de Europa. En cada café, en cada tienda, en cada casa, está encendida las 24 horas. Se llama Al Manar, que en árabe quiere decir: El faro.
El pasado 13 de julio la aviación israelí bombardeó la estación de Al Manar como una forma de castigar a Hezbolá y de limitar sus medios de comunicación con el resto del mundo. El 16 de julio tuvo lugar otro ataque directo contra el complejo de edificios en los que está alojada Al Manar. La señal se perdió durante unos segundos, pero luego volvió. La Federación Internacional de Periodistas condenó la agresión israelí.
"Antes veíamos Al Yazira, pero ahora nos hemos volcado con Al Manar porque es una televisión seria, la que mejor informa sobre lo que sucede en el Líbano", me comenta Kalled, que trabaja como camarero. "Además, respaldamos a Hezbolá porque son los únicos que están haciendo algo para detener a Israel, los líderes árabes nos dan la espalda, los palestinos no pueden hacer nada. Nuestra única esperanza de salir de este infierno es Hezbolá".
Sus telediarios son moderados en sus comentarios, se limitan a presentar información. Siguen el esquema que los de Europa y Estados Unidos: un sumario, algunas noticias en profundidad, otras con colas (imágenes sobre las que habla el presentador).
Sí varía en el ritmo, que no es frenético como en Occidente. Algunas piezas o conexiones pueden llegar a durar más de diez minutos.
El de hoy comienza con el testimonio del millón de libaneses que han abandonado sus hogares.
Sigue con las marchas de apoyo al Líbano en todo el mundo. Sorprende el gran número de periodistas com los que conecta el telediario de Al Manar.
Después, entrevistas desde las zonas afectadas de Beirut, mientras de fondo se escuchan las bombas.
Y, finalmente, las noticias de la televisión israelí sobre los misiles que cayeron sobre Haifa.
A continuación del telediario viene el espacio de propaganda política de Hezbolá. Atrás quedan la mesura, la contención, la información objetiva. Gritos de guerra, imágenes de combatientes disparando misiles contra Israel, y una canción entonada por voces masculinas, roncas, que repiten: "Te seguimos, te seguimos hasta el final, te apoyamos".
En todos los vídeos aparece el líder máximo de Hezbolá, Hasán Nasralá, besando niños, dando su bendición a las masas.
La emisión propagandística termina con una amenaza: "Haifa bajo el fuego".
Y luego: "Este es el primer viento. Habrá más".
“Israel tiene que tener cuidado, Nasralá no es como los de Hamás, cuando dice algo lo cumple”, me comenta Fajmi en el restaurante. “Mira los misiles en Haifa, lo anunció y lo cumplió. Y si dice que esta será una guerra total contra los israelíes, así será”.
El hombre que está junto a él, Mansur, se muestra más escéptico: "Si Israel gana, después nos aplasta a los palestinos. Si gana Hezbolá, Israel se desquita con Gaza. Los palestinos siempre perdemos".
La contradicción intrínseca de Al Manar no me sorprende: de la seriedad de sus telediarios a la propaganda más evidente y altisonante, ya que los fenómenos a los que en Occidente ponemos rápidamente etiquetas y observamos como entidades coherentes, uniformes, suelen ser mucho más complejos de los que parecen desde fuera, y están llenos de incoherencias, de fisuras, oscilan entre tendencias radicales y moderadas.
El problema de esta actitud reduccionista por nuestra parte es que nos suele privar de interlocutores y no nos deja más opción que la violencia.Pienso en Edward Said y su magnífico artículo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario