viernes, 13 de mayo de 2011

Hoy no puedes faltar...Es urgente organizarse y actuar para cambiar las cosas. Ni mañana, ni a lo mejor… Ahora es el momento.




A tod@s los que están en esta lucha defendiendo nuestro ambiente y la sustentabilidad futura de nuestras regiones, del pais y del planeta, los insto a trabajar con más fuerza para defender nuestra tierra, presionando a las instancias gubernamentales para que escuchen la voz del pueblo,y también a quienes son las grandes beneficiarias de estas decisiones, la mineras, para que de una vez por todas aporten algo al desarrollo del país. Porque hay que tener en claro que estas decisiones, son decisiones políticas, presionadas por el poder económico.


Hay que seguir expresando el sentir popular en todas las calles de nuestra ciudad, asimismo lo harán muchos otros en el país, Llamo a tod@s a no bajar los brazos y seguir luchando por el país que soñamos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Que los niños vuelen


Transcribo un breve y excelente post que encontré en PLANO CREATIVO:



Qué positivo sería si los padres, los abuelos, los tíos, los profesores y todos los adultos que nos relacionamos con niños les pudiésemos transmitir mensajes de confianza, en lugar de prohibiciones que les hacen dudar de su valía y los hacen inseguros; mensajes de libertad, en lugar de limitaciones sin sentido que nos llegan de órdenes locas de nuestros antepasados; y mensajes de certeza en su potencialidad infinita para llegar a donde él y solamente él se proponga, en lugar de imprimirles una misión nada más asomar la cabeza al mundo.


Quizás, este mensaje es al que Rumi le dió forma poética en el Siglo XIII:


Naciste con potencial.


Naciste con confianza y bondad.


Naciste con grandeza.


Naciste con ideales.


Naciste con alas.


No estás destinado a arrastrarte;


Tienes alas.


Aprende a usarlas y vuela.

Educar la esperanza, educar la esperanza, educar la esperanza…


No soy un esperanzado por pura terquedad, sino por imperativo existencial e histórico. Esto no quiere decir, sin embargo, que porque soy esperanzado atribuya a mi esperanza el poder de transformar la realidad, y convencido de eso me lance al embate sin tomar en consideración los datos concretos, materiales, afirmando que con mi esperanza basta. Mi esperanza es necesaria pero no suficiente. Ella sola no gana la lucha, pero sin ella la lucha flaquea y titubea. Necesitamos la esperanza crítica como el pez necesita el agua incontaminada.

La esperanza necesita anclarse en la práctica. Sin un mínimo de esperanza no podemos siquiera comenzar el embate, pero sin el embate la esperanza se desordena, se tuerce y se convierte en desesperanza que a veces se alarga en trágica desesperación. Desesperanza y desesperación, consecuencia y razón de ser de la inacción o del inmovilismo. En las situaciones límite, a veces perceptible, a veces no, se encuentran razones de ser para ambas posiciones: la esperanzada y desesperanzada. Entonces podemos descubrir las posibilidades –cualesquiera que sean los obstáculos- para la esperanza, sin la cual poco podemos hacer porque dificilmente luchamos, y cuando lo hacemos como desesperanzado o desesperados es la nuestra una lucha suicida, un cuerpo a cuerpo puramente vengativo.

De ahí que sea necesario educar la esperanza.

Fragmentos del libro “Pedagogía de la esperanza” de Paulo Freire

martes, 27 de julio de 2010

Reflexión bicentenario


No puede haber real independencia si los resortes de la economía, fundamentalmente los recursos naturales y la fuerza de trabajo de un pueblo están al arbitrio de intereses ajenos a sus derechos soberanos


Lo que debiese estar en debate en el Chile del bicentenario y que en realidad es el dilema no resuelto de nuestra historia: Qué queremos ser: o un país semicolonial volcado al mercado externo, donde sólo acumulen riquezas los sectores asociados con el capitalismo extranjero a costas del saqueo de nuestros recursos naturales y explotación de nuestras fuerzas del trabajo, o un país con desarrollo autónomo, independiente y soberano, que industrializa sus materias primas, que promueve el consumo interno que a su vez impulsa el crecimiento industrial y que significa la redistribución de la riqueza total producida hacia el logro de la dignificación de las condiciones de vida de sus habitantes sin condicionamientos de ninguna naturaleza y desarrollo de la iniciativa privada en términos de solidaridad poniendo un límite ético a la renta del capital.

Tal vez no esté lejos el tiempo de la concreción del sueño de la Declaración de la emancipación política, económica, social y cultural en nuestro suelo y de la Patria. La esperanza es que como generación del Bicentenario no lo soñemos sino que nos atrevamos a realizarlo

Asimismo, no hay que olvidar que las venas de América Latina todavía están abiertas… Por ellas corre el petróleo y los minerales. Recursos naturales y energía, se van junto al trabajo y el sudor de miles de trabajadores, muchos de ellos flexibilizados, sin derechos sindicales…

miércoles, 10 de febrero de 2010

El hiperpresidente: todos los huevos en la misma canasta



Reproduzco a continuación la columna de Marta Lagos publicada el 5 de febrero en El Mostrador donde se refiere al hiperpresidencialismo en Chile. Es un muy interesante artículo, que en mi caso viene a dar cuenta de algo que personalmente comparto hace mucho y siempre era factor factor de análisis de las tertulias en que participo y a lo que tiendo a denominar centralidad, diferente al centralismo que es otro de nuestros graves problemas.

Todo lo bueno el gobierno todo lo malo los partidos. En esta columna señala que la derrota de la concertación es el resultado de una política equivocada respecto de la manera de hacer política. “En casa del herrero cuchillo de palo. Los que saben menos de política porque no han gobernado han derrotado a los que saben más. La ventaja que tienen ellos es que justamente no tienen las prácticas que la gente ha rechazado. Todo lo que hagan será visto con buena cara porque será distinto, no porque sea necesariamente bueno, sino simplemente distinto.”

Es contundente y muy acertada al señalar que “… la política como arte del uso del poder, no logra conquistar las almas de los chilenos, porque éstos tienen la sensación de que el poder no se usa para ellos, sino para intereses particulares que no son los de la mayoría… El clima de opinión existente en estos días es que ESO es lo que cambiará. La manera como se usa el poder, no tanto las cosas que se van a hacer.”

Asimismo, da un pronostico poco alentador para algunos “Michelle Bachelet no pudo traspasar su popularidad a su candidato, porque la popularidad es del cargo y su poder, no de su persona solamente. Ricardo Lagos también la tuvo, y la perdió cuando abandonó el cargo. A Michelle Bachelet le sucederá lo mismo.”

Pienso también, que da señas importantes del camino a seguir, puesto que es su calidad de directora del http://www.latinobarometro.org/ en este comentario esta tomado el pulso de la ciudadanía. Creo que el gobierno y los partidos hicieron muy poco caso a las señales que se venian dando desde la ciudadania, sobre todo con la profunda molestia que existe con el Abuso del poder “La sospecha moral de “abuso” de poder que tienen los chilenos de a pié vale para la política y para los negocios. Por ello los “pecados” de Sebastián Piñera, según sus opositores, no valen para una gran parte de la gente. En el margen él es igual al resto en su capacidad de abusar del poder que tiene. Aquí no hay leyes que castiguen el abuso de poder como en EE.UU. o Europa, donde es posible incluso acusar y expulsar a un Presidente.”


Este es el texto:

El hiperpresidente: todos los huevos en la misma canasta
Marta Lagos
Directora de la Corporación Latinobarómetro y de la consultora Mori-Chile.
http://www.latinobarometro.org/

El clima de opinión después de la elección presidencial es del todo expectante. Es una expectación positiva, porque existe la sensación de que nada puede pasar, y que todo puede pasar. Las cosas que no pasarán son las malas, las cosas que pueden pasar son las buenas.

Sebastián Piñera ha creado expectativas enormes respecto de su capacidad de sorprendernos. Comienza con “la democracia de los acuerdos”, lo que es un eufemismo lingüístico, porque la democracia sin acuerdos no existe. La democracia no es otra cosa que un mecanismo de resolución de conflictos entre distintos grupos de la sociedad. Más bien se refiere el Presidente electo a “la política de los acuerdos”, pero claro está, como “la política” es casi una mala palabra, la ha sustituido por democracia, que por el contrario, tiene muchos positivos para todos. Aunque puede ser un boomerang usar “la democracia” como sustituto de “la política”.

La Concertación desconcertada no para de darse vueltas y vueltas, sin saber qué hacer. La derrota ha sido devastadora. Al presidente de la Democracia Cristiana ni siquiera le aceptaron la renuncia, porque no se han dado cuenta aún lo que ha sucedido. Ellos continúan con la lógica de la política que fue derrotada. La Concertación perdió más de 300 mil votos desde que eligió a Michelle Bachelet y más de 700 mil desde que eligió a Patricio Aylwin. Esta derrota no se forjó en un día, sino en 20 años. Su mayor debilidad es que no tienen un plan de acción, ni un programa que implementar y los dirigentes se comunican por los medios porque sino nadie los escucha. Su mayor fortaleza es que los votos que perdió aún no han cruzado la calle.

Esto no es el resultado de una mala campaña, ni de un candidato fome. Es el resultado de una política equivocada respecto de la manera de hacer política. En casa del herrero cuchillo de palo. Los que saben menos de política porque no han gobernado han derrotado a los que saben más. La ventaja que tienen ellos es que justamente no tienen las prácticas que la gente ha rechazado. Todo lo que hagan será visto con buena cara porque será distinto, no porque sea necesariamente bueno, sino simplemente distinto.

Con todo, valóricamente, la Concertación tiene más adeptos que la derecha. Pero eso sirve de poco. Cuando asumió Patricio Aylwin un 40% de la población del país compartía los valores de la Democracia Cristiana, pero ese partido no supo capitalizar su fortaleza electoral, sino por el contrario, con una política sectaria y excluyente, fue lentamente disminuyendo su apoyo a lo largo de estas dos décadas. A la Concertación le pasa algo similar en este momento: más de la mitad de los chilenos comparten sus valores y aspiraciones, pero no comparten sus métodos. ¿Sabían ustedes que un 60% de los chilenos creen que el socialismo es una buena idea mal aplicada, mientras que apenas un 10% cree que el gobierno de Salvador Allende fue un buen gobierno? No muy distinto es con los adeptos de la derecha que pueden compartir sus valores pero no sus aliados o métodos. La incapacidad de los partidos de captar el electorado potencial es la mayor debilidad de la política, esa que ha sido rechazada en esta elección. Un 40% de la gente dice que quien quiera que entre a la política se vuelve corrupto aunque no lo quiera. Mas allá de los valores es la congruencia entre los valores y la acción la que es vista como escasa.

En otras palabras, la política como arte del uso del poder, no logra conquistar las almas de los chilenos, porque éstos tienen la sensación de que el poder no se usa para ellos, sino para intereses particulares que no son los de la mayoría.

El clima de opinión existente en estos días es que ESO es lo que cambiará. La manera como se usa el poder, no tanto las cosas que se van a hacer. Eso fue lo que Lula logró hacer en Brasil: cambiar la perspectiva con que los pobres miraban al gobierno y al Estado, dándole tiraje a la chimenea, haciendo posible un cambio. Es como los tacos en un túnel: cuando la hilera del lado comienza a moverse, y uno está todavía estancado, la expectativa de que a uno le tocará luego aumenta.

La democracia no necesita tener acuerdos para ello, porque los chilenos saben que “el Estado no puede resolver todos los problemas” (70%), lo que necesita es evidencia de que el Estado es de ellos, y el gobierno también. Los bonos, las políticas públicas no son sino un instrumento para ello. Michelle Bachelet ha sido la Presidenta, especialmente en el año 2009, que más percepción ha producido de que el Estado trabaja para la mayoría. En el último año ha disminuido de 70% a 55% los que creen que el gobierno trabaja para una minoría. Por eso tiene tan alta aprobación.

Desgraciadamente los partidos políticos se alejaron de la Presidencia, desde el gobierno de Ricardo Lagos. El Presidente pasó a ser un ser todopoderoso, el “actor” del Estado por excelencia, el que personifica la institucionalidad de la democracia, por encima de todos los otros organismos. Es el hiperpresidencialismo que afecta a toda la región, donde muchos “le darían poderes especiales al Presidente” para que “resuelva los problemas” (si pudiera). Michelle Bachelet no fue “Jefa de la Concertación”, ella era una mujer “que no sabía mandar”. ¿Se acuerdan uds.? Ello reforzó lo que ya venía sucediendo en el gobierno de Lagos: la separación de los partidos de la cabeza del gobierno. La casi oposición de algunos parlamentarios de gobierno, la manera como trataban al gobierno “desde afuera” era evidente.

El hiperpresidencialismo se acentúa con esta alternancia, la campaña de Piñera fue especialmente personalista, la Concertación también se encargó de que esta elección fuera sobre él y no sobre su conglomerado. Sólo en el último debate salen a la luz los problemas de sus colaboradores. Estamos ante la expectativa de que un “ser” todopoderoso, uno de los hombres más poderosos del mundo, llegue con su varita “mágica” y resuelva los problemas.

Las imágenes de un Presidente equitador, piloto, nadador, tenista, “labrador, pastor callado, domador de guanacos tutelares, alfarero en su greda derramado…” diría Pablo Neruda, no hacen sino reforzar esa visión. ¿Qué es lo que este Presidente no puede hacer? Da la impresión que nada.

La fragilidad de la política aumenta en la medida que todas sus expectativas están en un mismo canasto, todo depende de una persona. ¿Quién mejor que Piñera sabe que no hay que poner todos los “huevos” en un canasto?

Michelle Bachelet no pudo traspasar su popularidad a su candidato, porque la popularidad es del cargo y su poder, no de su persona solamente. Ricardo Lagos también la tuvo, y la perdió cuando abandonó el cargo. A Michelle Bachelet le sucederá lo mismo.

La fortaleza se vuelve su debilidad. Así le ganó la guerra Charles de Gaulle a los alemanes en territorio francés, transformando su fortaleza en su debilidad. Así fue derrotada la Concertación que instaló estos hiperpresidentes, con un sistema de partidos débil, sin estructura normativa sólida, y un Parlamento poco apreciado por el pueblo (sólo un tercio tiene confianza en el Parlamento, el poder judicial, y un quinto en los partidos).

Lejos de una democracia de los acuerdos, lo que se necesita es una democracia con muchos canastos, que le den balance al poder. Los acuerdos vendrán solos si la democracia funciona y es competitiva. Los desacuerdos existen cuando la percepción es que unos pueden aplastar a los otros.

La democracia que Chile necesita no es una de los acuerdos, sino una en que las instituciones, el poder judicial, el Parlamento, los partidos políticos, jueguen su papel en el uso del poder que beneficie a las mayorías y sean vistos como tales. Si la democracia depende de los “acuerdos” como se está haciendo creer, es frágil y resulta cuestionada. El desarrollo, el éxito de la política, puede depender de los acuerdos pero no la democracia. La democracia dependió de los acuerdos en el gobierno de Patricio Aylwin, porque Pinochet había anunciado que vendría el “caos” con la democracia. Era necesario comprobar que la democracia no era el “caos”. Hoy por el contrario, no hay amenazas en el horizonte, sino solo oportunidades.

La sospecha moral de “abuso” de poder que tienen los chilenos de a pié vale para la política y para los negocios. Por ello los “pecados” de Sebastián Piñera, según sus opositores, no valen para una gran parte de la gente. En el margen él es igual al resto en su capacidad de abusar del poder que tiene. Aquí no hay leyes que castiguen el abuso de poder como en EE.UU. o Europa, donde es posible incluso acusar y expulsar a un Presidente.

El clima de opinión es el de un “Hiperpresidente”, que puede todo, lo que no hace sino reforzar la vieja política, resultando una contradicción en sí misma, cuando lo que se espera el justamente lo contrario. Pero ¿cómo se auto desmantela un hiperpresidente?
La alternancia de las viejas oligarquías gobernantes en América Latina, terminaron el 2008 con la derrota del Partido Colorado en Paraguay y la elección de Lugo. En este caso Chile simboliza la primera alternancia de las elites que llevaron a cabo la transición. Los latinoamericanos han aprendido que la democracia consiste en echar a unos y elegir a otros. Los cambios que han traído esas alternancias han sido significativos en todos los países.

Chile será el primer país en mostrar qué pasa después de la transición. ¿Seguiremos con una democracia imperfecta consolidada, o bien tendremos una democracia que con la alternancia logra corregir sus imperfecciones?

Este clima de opinión tan expectante, una fortaleza, puede transformarse en la mayor debilidad del futuro gobierno de Piñera. Quizá el primer error en ese sentido es haber renunciado a su partido, reforzando la imagen de los partidos “malos”, el presidente “bueno”. El punto está, precisamente, en cambiar la manera de hacer las cosas, y no seguir haciéndolas como en el pasado.

Para llegar a ser el mejor Presidente de todos los tiempos, y un país desarrollado como ha prometido, se necesitan partidos fuertes, parlamento querido, poder judicial potente, y un Presidente que no es sino un chileno más que hace bien su tarea. Ese es el cambio que los chilenos esperan. No hay que convencer a la gente que Chile necesita ese cambio, porque ellos ya están convencidos, sino más bien a los políticos.

lunes, 8 de febrero de 2010

Elogio de la metamorfosis, por Edgar Morin


Elogio de la metamorfosis, por Edgar Morin

El objetivo ahora es salvar a la humanidad. Para ello urge cambiar nuestros modos de pensar y vivir. La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, aporta la esperanza en un mundo mejor.

Cuando un sistema es incapaz de resolver sus problemas vitales por sí mismo, se degrada, se desintegra, a no ser que esté en condiciones de originar un metasistema capaz de hacerlo y, entonces, se metamorfosea. El sistema Tierra es incapaz de organizarse para tratar sus problemas vitales: el peligro nuclear, agravado por la diseminación y, tal vez, privatización del arma atómica; la degradación de la biosfera; una economía mundial carente de verdadera regulación; el retorno de las hambrunas; los conflictos étnico-político-religiosos que tienden a degenerar en guerras de civilización... La ampliación y aceleración de todos esos procesos pueden considerarse el desencadenante de un formidable feed-back negativo, capaz de desintegrar irremediablemente un sistema.


Lo probable es la desintegración. Lo improbable, aunque posible, la metamorfosis. ¿Qué es una metamorfosis? El reino animal aporta ejemplos. La oruga que se encierra en una crisálida comienza así un proceso de autodestrucción y autorreconstrucción al mismo tiempo, adopta la organización y la forma de la mariposa, distinta a la de la oruga, pero sigue siendo ella misma. El nacimiento de la vida puede concebirse como la metamorfosis de una organización físico-química que, alcanzado un punto de saturación, crea una metaorganización viviente, la cual, aun con los mismos constituyentes físico-químicos, produce cualidades nuevas.

La formación de las sociedades históricas, en Oriente Medio, India, China, México o Perú, constituye una metamorfosis a partir de un conglomerado de sociedades arcaicas de cazadores-recolectores que produjo las ciudades, el Estado, las clases sociales, la especialización del trabajo, las religiones, la arquitectura, las artes, la literatura, la filosofía... Y también cosas mucho peores, como la guerra y la esclavitud.

A partir del siglo XXI, se plantea el problema de la metamorfosis de las sociedades históricas en una sociedad-mundo de un tipo nuevo, que englobaría a los Estados-nación sin suprimirlos. Pues la continuación de la historia, es decir, de las guerras, por unos Estados con armas de destrucción masiva conduce a la cuasi-destrucción de la humanidad.

La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, contiene la radicalidad transformadora de ésta, pero vinculada a la conservación (de la vida o de la herencia de las culturas). ¿Cómo cambiar de vía para ir hacia la metamorfosis? Aunque parece posible corregir ciertos males, es imposible frenar la oleada técnico-científico-económico-civilizatoria que conduce al planeta al desastre. Y sin embargo, la historia humana ha cambiado de vía a menudo. Todo comienza siempre con una innovación, un nuevo mensaje rupturista, marginal, modesto, a menudo invisible para sus contemporáneos. Así comenzaron las grandes religiones: budismo, cristianismo, islam. El capitalismo se desarrolló parasitando a las sociedades feudales para alzar el vuelo y desintegrarlas.

La ciencia moderna se formó a partir de algunas mentes rupturistas dispersas, como Galileo, Bacon o Descartes; luego, creó sus redes y sus asociaciones; en el siglo XIX, se introdujo en las universidades y, en el XX, en las economías de los Estados, para convertirse en uno de los cuatro poderosos motores del bajel espacial llamado Tierra. El socialismo nació en algunas mentes autodidactas y marginalizadas del siglo XIX, para convertirse en una formidable fuerza histórica en el XX. Hoy, hay que volver a pensarlo todo. Hay que comenzar de nuevo.


De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos. Pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la reforma de vida.


Estas iniciativas no se conocen unas a otras; ninguna Administración las enumera, ningún partido se da por enterado. Pero son el vivero del futuro. Se trata de reconocerlas, de censarlas, de compararlas, de catalogarlas y de conjugarlas en una pluralidad de caminos reformadores. Son estas vías múltiples las que, al desarrollarse conjuntamente, se conjugarán para formar la vía nueva que podría conducirnos hacia la todavía invisible e inconcebible metamorfosis. Para elaborar las vías que confluirán en la Vía, tenemos que deshacernos de las alternativas reductoras a las que nos obliga el mundo de conocimiento y pensamiento hegemónico. Así es necesario, al mismo tiempo, mundializar y desmundializar, crecer y decrecer, desplegar y replegar.


La orientación mundialización-desmundialización significa que, si bien hay que multiplicar los procesos de comunicación y "planetarización" culturales, si bien necesitamos que se constituya una conciencia de "Tierra-patria", también hay que promover, de manera desmundializadora, la alimentación de proximidad, los artesanos de proximidad, los comercios de proximidad, las huertas periurbanas, las comunidades locales y regionales.


La orientación crecimiento-decrecimiento significa que hay que potenciar los servicios, las energías verdes, los transportes públicos, la economía plural -y por tanto la economía social y solidaria-, las disposiciones para la humanización de las megalópolis, las agriculturas y ganaderías biológicas, y reducir los excesos consumistas, la comida industrializada, la producción de objetos desechables y no reparables, el tráfico de automóviles y de camiones en beneficio del ferrocarril.


La orientación despliegue-repliegue significa que el objetivo ya no es fundamentalmente el desarrollo de los bienes materiales, la eficacia, la rentabilidad y lo calculable, sino el retorno de cada uno a sus necesidades interiores, el gran regreso a la vida interior y a la primacía de la comprensión del prójimo, el amor y la amistad.

Ya no basta con denunciar, hace falta enunciar. No basta con recordar la urgencia, hay que comenzar a definir las vías que conducen a la Vía. ¿Hay razones para la esperanza? Podemos formular cinco:


1. El surgimiento de lo improbable. La victoriosa resistencia, en dos ocasiones, de la pequeña Atenas frente al poderío persa era altamente improbable, pero permitió el nacimiento de la democracia y la filosofía. También fue inesperado el frenazo de la ofensiva alemana ante Moscú, en el otoño de 1941, e improbable la contraofensiva victoriosa de Zhúkov, iniciada el 5 de diciembre, que vendría seguida, el 8, por el ataque de Pearl Harbour y la entrada de Estados Unidos en la guerra.


2. Las virtudes generadoras-creadoras inherentes a la humanidad. Al igual que en todo organismo humano adulto existen células madre dotadas de aptitudes polivalentes (totipotentes) propias de las células embrionarias, pero desactivadas, en todo ser humano, y en toda sociedad humana, existen virtudes regeneradoras, generadoras y creadoras durmientes o inhibidas.


3. Las virtudes de la crisis. Al tiempo que las fuerzas regresivas o desintegradoras, las generadoras y creadoras despiertan en la crisis planetaria de la humanidad.


4. Las virtudes del peligro. "Allá donde crece el peligro, crece también lo que nos salva". La dicha suprema es inseparable del riesgo supremo.


5. La aspiración multimilenaria de la humanidad hacia la armonía (paraíso, luego utopías, después ideologías libertaria/socialista/comunista, más tarde aspiraciones y revueltas juveniles de los años sesenta). Esta aspiración renace en el hervidero de iniciativas múltiples y dispersas que podrán alimentar las vías reformadoras destinadas a confluir en la vía nueva.


Las viejas generaciones están desengañadas de tantas falsas esperanzas. A las jóvenes les entristece que no haya una causa común como la de nuestra resistencia durante la II Guerra Mundial. Pero nuestra causa llevaba en sí misma su contrario. Como decía Vassili Grossman de Estalingrado, la mayor victoria de la humanidad fue también su mayor derrota, puesto que el totalismo estalinista salió victorioso de ella. Hoy, la causa es inequívoca, sublime: se trata de salvar a la humanidad.


La verdadera esperanza sabe que no es certeza. Es una esperanza no en el mejor de los mundos, sino en un mundo mejor. "El origen está delante de nosotros", decía Heidegger. La metamorfosis sería, efectivamente, un nuevo origen.


Edgar Morin es sociólogo y filósofo francés. Traducción de José Luis Sánchez-Silva.
Fuente: Periódico El País

Dedicados a comprar conciencias


El Obispo de Aysén Luis Infanti, aue ha sido un férreo opositor al proyecto HidroAysén y uno de los lideres de la campaña para nacionalizar el agua en chile, critico la postura del fundador de Un Techo para Chile, Felipe Berrios, que hace unas semanas respaldó la construcción de megarepresas (aca esta el link para ver lo que dijo). Entre otros puntos, discrepa con el jesuita en cuanto a que las comunidades acepten donaciones como las de Endesa-Colbún, ya que con esto “se dedican a comprar conciencias”.


En lo que parece una sencilla discusión sobre visiones contrapuestas hay en realidad un debate de fondo sobre el modelo de sociedad, con una crítica profunda a una mirada antropocentrista y sus consecuencias. Para Infanti, esta es visión que tiene el sistema neoliberal, que es eminentemente depredador de la naturaleza y excluyente del ser humano, porque incentiva deseos más allá de necesidades reales, hasta llegar a un ecocidio.


Anteriormente, había dicho que “En Chile el agua es una mercancía”. Así es como Infanti, uno de los defensores más enérgicos de los derechos de los pueblos originarios, antes había criticado fuertemente la falta de políticas de Estado respecto al tema y la facilidad con que se legisla para los poderes económicos extranjeros.


“En este momento Chile es un país que queda en vergüenza a nivel nacional y mundial, porque tiene una legislación, donde el agua es una mercancía y más aún es privatizada para el negocio de empresas: las trasnacionales. Y si encuentra un país como Chile, que no solo le abre la puerta, sino que le dice ‘vengan, aquí tiene el agua gratis, es de ustedes’. Esto tiene que ver con la soberanía nacional, los políticos, las fuerzas armadas deberían tomar en cuenta un tema como este”.


Este es el texto de la noticia que aparecio en El Mostrador:


Obispo de Aysén, Luis Infanti


“Espero que se dé la posibilidad de hablar en persona con Felipe Berríos”


Sorpresa. Esa fue la sensación que tuvo el obispo de Aysén, Luis Infanti, luego de leer en El Mostrador las declaraciones del sacerdote jesuita Felipe Berríos que, en una entrevista a un medio regional, respaldó la construcción de megacentrales hidroeléctricas como las que considera el proyecto HidroAysén en el sur del país.


Infanti, que ha sido un férreo opositor a la apuesta energética de la sociedad Endesa Colbún, explica que lo sorprendió “no tanto el contenido, sino la manera en que aparecieron las declaraciones en el Diario de Aysén, lo que me llevó a pensar en una intencionalidad de la empresa que debe haber promovido la entrevista al padre Berríos, que ni siquiera vino a Coyhaique. Había un claro intento de deslegitimar los planteamientos éticos del obispo y la Iglesia de la región a través del diario”.


Según Infanti, “es una estrategia común plantear divergencias entre personas de la misma Iglesia. No solo de HidroAysén, sino de otras grandes empresas, como en el caso de Pascua Lama (Barrick Gold) o el conflicto en Mehuín (Celco)”.


-Luego de esta entrevista ¿ha conversado con Berríos?
-Brevemente. Hemos quedado en conversar más porque son temas complicados y complejos, que no son para hacerlo telefónicamente o vía e-mail. Así que espero se de la posibilidad de hablar en persona.


-¿El sacerdote jesuita mantiene sus dichos?
-Sí, reafirma sus dichos y postura, aunque está abierto a un mayor diálogo y comprensión de la problemática, que no conoce adecuadamente, ya que no vive en la zona por lo que lo que sabe lo sabe de oídas y por los medios de comunicación. Distinto a uno que vive acá y ha visto el proceso.


-¿Cuál es la postura de la iglesia regional con respecto a HidroAysén?
-La Iglesia está muy integrada con el tema desde fines de 2005 por lo menos, lo hemos reflexionado mucho. De ahí surge la Carta Pastoral del Agua que tiene reconocimiento a nivel de América Latina y la Conferencia Episcopal, que ve con buenos ojos que se siga reflexionando sobre temas ambientales.


No digo que sea palabra de Dios, pero hay una reflexión importante desde ética y espiritualidad.


-¿Y existe sintonía al respecto con la iglesia a nivel nacional?
-La Conferencia Episcopal reconoció nuestra reflexión. Por eso se está impulsando la creación de un departamento especial relacionado con medioambiente: no puede haber uno o dos obispos reflexionando solos, sino que tiene que ser como iglesia chilena. En eso estamos.


-Entonces esto marca un quiebre en la Iglesia frente a temas ambientales.
-No. Primero hay que decir que estos no son temas estrictamente de fe: hay una búsqueda más en la línea antropológica y ecológica en que necesitamos mayor profundización porque Felipe Berríos enfatiza una visión antropocéntrica, que ve al ser humano como el centro de la creación. La Carta Pastoral del Agua tiene otra postura, que señala que la visión antropocéntrica es la que tiene el sistema neoliberal, que es eminentemente depredador de la naturaleza y excluyente del ser humano, porque incentiva deseos más allá de necesidades reales, hasta llegar a un ecocidio, como diría Juan Pablo II.


Así se va excluyendo cada vez más a los que tienen menos capacidad de defenderse y sobrevivir, porque la sociedad ya no se diferencia entre pobres y ricos, sino entre ricos y excluidos, que es peor porque no cuentan. A ellos se les trata de dejar callados, para que no molesten, con algunas becas y limosnas.


-Entonces ¿la visión antropocéntrica que según usted manifiesta Berríos finalmente favorece a las grandes empresas?
-Claro. Favorece que se acumule poder en pocas manos. Si sus intereses son esencialmente el lucro más que el bien común, entonces estarían manipulando incluso la conciencias de las personas para lograr lo que quieren.


-¿Ve usted un intento de manipulación de Berríos?
-No puedo entrar en la conciencia de otra persona. Pero el artículo del diario de Aysén empieza cuestionando la carta que el vicariato mandó a las comunidades, que apuntaba a la compra de conciencias. HidroAysén lo hace a través de las necesidades de la gente y dando oleadas de beneficios, becas, contribuciones. Esa es la chispa que ha motivado que el diario entreviste a Berríos. Ahí esta la clave y cada uno está obligado a cuestionarse si frente a esta oleada de donaciones uno se somete o rechaza. La iglesia invitó a que las comunidades cristianas las rechacen porque HidroAysén con estas ofertas es inmoral. Y con los proyectos que plantea también.


-Berríos no ve con malos ojos estas donaciones y se pregunta por qué en vez de atacar una represa hidroeléctrica los obispos no hablan ni atacan la concentración de la riqueza, apuntando a Douglas Tompkins y a cómo éste creó su fortuna.
-Yo me preguntaría, si me ofrecen donativos para hacer el bien a los pobres, si estoy dispuesto a aceptar donativos de empresas que fabrican armas, que favorecen productos abortivos, o marcas de cigarros que dañan a las personas. Ahí está el gran cuestionamiento ético. HidroAysén con su propuesta de megarepresas en la Patagonia es un destructor del medioambiente y al final son peores que una empresa de armas.


- El sacerdote jesuita también alega que la defensa de la Patagonia es un tema elitista y que sólo sirve a intereses de turistas extranjeros con mucho dinero ¿qué dice usted al respecto?
-Lo del turismo me parece bastante secundario. El problema de fondo es que las aguas de Aysén en un 96 por ciento sean propiedad de una sola empresa: Endesa, de Enel Italia, de las que se ha adueñado gratuitamente y a perpetuidad porque la Constitución se lo permite.


-¿Las palabras de Berríos respaldan esta situación?
-Sí, porque aunque lo que a él le preocupa es que las grandes empresas y dueños del capital marginen cada vez más y no se preocupen de los desposeídos -en lo que estamos en sintonía- no va al fondo del asunto.


Estas grandes empresas, bajo el manto de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), justifican la continuidad de ese sistema y yo haría distinción entre obras de caridad y obras de solidaridad.


Un Techo para Chile, Hogar de Cristo, son apuestas para aplaudir y ser alabadas. Sin embargo el mismo Padre Hurtado decía que una cosa es la caridad y otra es la solidaridad: la caridad termina cuando empieza la solidaridad, un sistema social que busca la equidad y participación de todas las personas en bienes que Dios ha creado para todos y no sólo para algunos. El agua es uno de ellos.

martes, 2 de febrero de 2010

Renovación política: a otro perro con ese hueso


Hoy en El Mostrador apareció un articulo que me pareció bastante interesante y que apunta a dar precisión sobre el concepto de renovación política o recambio en el poder sobre los jóvenes -ya no tan jóvenes-, ahora llamados a ser los renovadores de la Concertación. Para mi, el mismo grupo de poder que condujo el país durante estos últimos 20 años, que denominare la tradicionalidad , hoy quiere conducir el recambio y decir quienes deben liderar el futuro. Esta será la pugna que veremos en los años que vienen. Este es el texto:


Renovación política: a otro perro con ese hueso

Karin Sánchez

Periodista. Integró el Comité Ejecutivo de la campaña de Eduardo Frei.


Desde que comenzó la campaña presidencial, lentamente y junto al arribo de ME-O como candidato o de Sebastián Bowen al Comando de Frei, ingresó también el debate sobre la renovación política.


Ahora bien, que entendemos por renovación política o recambio en el poder, es un concepto que deberíamos precisar.


La mayoría entiende por ello el recambio generacional, el ascenso al poder, a la toma de decisiones de las nuevas generaciones desprovistas –supuestamente- de todos los vicios que nos llevaron a perder el Gobierno. Estas generaciones deberían contar con el ímpetu propio y saludable de la juventud, con la energía para defender los principios que profesan y con la fuerza de sentirse dueños de la verdad. Me parecería legítimo preguntarse quién en la actualidad representa estos valores.


En los partidos de la Concertación, la nueva generación que debería regir los destinos de la otrora coalición de gobierno, y por tanto de la oposición durante estos cuatros años, si no son más, ha sido hasta ahora, representada públicamente por la denominada G-80. Estos, tenían 20 años en aquella década, que para quiénes fuimos oposición a la dictadura militar, estuvo marcada por nobles principios. La G-80 se conoció protestando en las calles, sintiendo el miedo y el rigor de la represión. El espíritu de cuerpo y la solidaridad eran prácticas de supervivencia necesaria. Se formó políticamente en las escuelas de cuadros de los partidos y su retórica se hizo en las asambleas universitarias. De aquello poco queda, para algunos la vida partidaria y para otros sólo buenos recuerdos.


Con el triunfo de la oposición, la G-80 pasó a ser parte del gobierno y fue presa de ciertos privilegios en el aparato público, los que -a decir verdad- no siempre tuvieron su justo correlato en la vida partidaria. Muchos tuvieron que negociar hasta el último y ceder en sus principios para ser nominados por el partido como candidatos a algún cargo de elección popular. Por decirlo de alguna manera, la G-60 monopolizó el poder e impidió sistemáticamente que esta nueva generación tuviera una participación real en la vida partidaria.


Pese a ello, lo cierto es que los G-80 son los hijos políticos de los Escalona, los Latorre, los Lagos, los Gute, los Correa, y aunque hoy a muchos les disguste, arrastran con ello todo lo bueno, pero también todo lo malo de ser los hijos de.


Por lo mismo, es importante no perder de vista que muchos de estos jóvenes -ya no tan jóvenes-, ahora llamados a ser los renovadores de la Concertación, no deben soslayar el hecho de que -en su calidad de activos militantes-, por acción, en algunos casos, u omisión en otros, son responsables de no haber levantando con fuerza la voz cuando una y otra vez coexistieron con prácticas reñidas con los principios que un día -en algún teatro de sindicato olvidado- con camisa verde olivo o la falange en el pecho, prometieron defender.


Por lo mismo, sería saludable en este momento de introspección partidaria, que muchos de estos jóvenes que liderarán esta nueva etapa hagan la autocrítica pública que les corresponde. Los ciudadanos que esperamos mucho de ellos, necesitamos restablecer las confianzas en nuestros líderes, y a su vez, ellos necesitan validarse ante nosotros, porque quiénes día a día vemos la TV no distinguimos bien a los unos de los otros.

jueves, 7 de enero de 2010

LOS HIJOS DE LA CONCERTACION


Javier Sanfeliú escribió este interesante post titulado LOS HIJOS DE LA CONCERTACION. Este es el texto:

Papá salió a trabajar en 1.989. Dejó a niños recién nacidos en la casa. Trabajó como loco, tuvo éxitos, fracasos, errores, aciertos, se juntó con buenas y malas personas, hizo negocios buenos y otros más o menos pero igualmente, a fin de cuentas, fue aplaudido en el mundo entero. Papá Concertación está conciente, muy conciente, de que hizo la pega y que su período ha sido por lejos el más exitoso de la breve historia del país

Pero volvió a la casa, cansado, y se encontró con desconocidos en la casa: sus hijos.

¿Cómo son los hijos de la concertación? Se pregunta la Concertación. Bueno, ya no son ciudadanos. Son clientes. Son alumnos clientes, consumidores clientes, algunos votantes clientes (los menos porque los hijos de la concertación no quieren votar en masa, porque entienden que no están en un país, sino en otra cosa más parecida a un centro comercial, cuya tienda de política y participación está bien de modé y pasan de largo, salvo para gritarles un par de chuchadas).

Han tenido un buen pasar. Harto juguete. Cámaras, guitarras, primero modem, luego wi-fi. Está conectado con el mundo. Pero le tiene una rabia enorme a papá. No sabe muy bien por qué, pero le cobra a Papá todo lo que sucede aunque no sea culpa de papá.

El hijo de la concertación se requetecontra endeuda y cuando no puede salir del hoyo va y le alega a papá.

Es consumidor, no ciudadano. Aunque ha hecho cosas en la red que le dan pistas de que hay algo más que ser consumidor, lo sigue siendo.Y vaya que le gusta. Es que es muy rico, por cierto. A quién no le gusta el plasma,

El hijo de la concertación tiene miedo a perder la pega y un amor excesivo al éxito y está arriba de una bicicleta mosquito con la que está armando la vida del mañana, sin entender que el mañana no existe, que es ciencia ficción, que bueno ya, que si existiera finalmente, debiera ser más que hipotecar la propia vida.

El hijo de la concertación le cobra moral y ética a su padre. Aunque en el bando contrario existan las mismas y peores mañas del poder, el hijo de la concertación le cobra a papá concertación, no a los del frente. Porque lo que cobra es ausencia. Pero seamos adultos: no hay nada más pavo o de colegio católico o de comunidad amish o qué sé yo que pensar que el poder es una linda historia. Es una historia como la raja pero linda a la vez. Es el juego final. Es la playa de lobos marinos peleando su metro cuadrado. Es la violencia de la biología buscando ganar espacio para prolongar su ADN. El hijo de la Concertación se compró Disney entero y aún suena con ir a Epcot Center. Pero no. El poder es lo que somos. Una mezcla brutal de engaños, trampas, ideas y artimañas para derrotar a los otros. La inocencia de los hijos de la Concertación es pensar que en ese tablero se juega limpio. Y no. Es un vertedero. Un asunto pasional. brutal. Pero fascinante de conocer y vivir. Porque es la historia del universo entero. Soles que se comen sistemas enteros, de centros de energías que se tragan otros. Eso es la vida misma. Y nada mejor ni peor que eso. Solamente algo que es.

Hay que ver más Animal Planet. Ahí está todo. Dejen de leer diarios, y menos en el papel. Vean Animal Planet.

Suena una cumbia que dice: con una cuota de poder, cariño, ahí te quiero ver. Una vez que estés arriba, ahí te voy a conocer.

El hijo de la concertación es habitante de mall, consumidor de fast food. Sabe harto de tecnología y observa con razón la revolución digital. Con obsesión, claro. Papá Concertación con suerte revisa el mail, tiene los deditos gordos para la blackberry (siempre le cargó teclear en la Olivetti menos lo hará en un aparato chico y complicado) y cree que la vida está en la calle, asunto de verdad cierto.Ambos tienen la razón pero no se conversa en el patio de la concertación. Juntos podrían hacer maravillas pero no conversan en la mesa. Hay rabia y frustración en la casa de la concertación.

El hijo de la concertación tiene y quiere todo a un click de distancia. Así aprendió la vida, así la quiere seguir teniendo. Y cree que Chile es un Macbook pro, sin darse cuenta de que con cueva es un ábaco. De que a la vuelta de la esquina hay hambre y que no somos Londres. De que twitter no es la realidad.

Los hijos de la concertación cantan a Luca Prodán. "No sé lo que quiero, pero lo quiero YA."

Está bien solito el hijo de la concertación, pese a que puede llegar a tener un facebook con miles de amigos, un twitter popular y un fotolog ultra comentado. Está como solito. Incomprendido, anulado por los otros hermanos hijos de la Concertación.

Se sospecha que los hijos de la Concertación no son hijos de la concertación. Son hijos de los Laboratorios Milton Friedman Inc. Incubados para ser individualistas, un mejor modelo de envidioso y no programado para pensar en el bien común, y pensar que libertad implica dejar de pensar en los demás, en nanas, temporeras, y abrirse camino en un mundo neoliberal solo, en busca del Audi A8 y no de amigos; tras la pepa de oro y no el amor; tras la fama y no en la vida común y silvestre de barrio.

Siempre será mejor ser el que vitrinea y no el vitrineado.

El hijo de la concertación detesta a los viejos. Encuentra que todos son una manga de artefactos obsoletos, llenos de funciones que no sirven para nada. Los ven grises, bucólicos, cansados, ladrones. O peor aún: simplemente viejos en el mundo que se aferra absurdamente a una juventud que inequívocamente termina cuando uno nace.

Tic Tac. Tic Tac. Soy la muerte y te voy a llevar.

El hijo de la concertación sospecha hasta de su abuela, porque la vida es así, una selva neoliberal donde si te descuidas, eres empalado. No existe la buena gente en el imaginario del hijo de la concertación, porque papá concertación no le enseñó a superar sus pesadillas y menos a tener sueños.

El hijo de la concertación quiere un sueldo cototo para darse la torta. Y si no lo tiene adivinen de quién es la culpa.

En el mundo de las marcas viven estos niños llenos de berrinches y angustias. Ahí se refugia y obtiene cierto grado de felicidad, pasajera, pero felicidad. El soma, que le dicen.

Los hijos de la concertación consumen medios y repiten las pautas editoriales de esos medios sin darse cuenta porque han renegado muchas veces de ellos. Son el resultado directo de la ausencia de conversación con papá concertación en la mesa. Cree que la realidad se ve por pantallas y eso sería todo. Un reality que poco y nada tiene que ver con la realidad.

Los hijos de la concertación exigen buena atención aquí y ahora, y que se haga todo como quieren. Porque para eso pagan. Con la plata de papá, con las lucas que se ganan, pero pagan.

No tiene muchos argumentos el hijo de la Concertación. Sólo tiene una sensación de que algo no está bien. Y sí. Algo no está bien. ¿Y cuándo ha estado bien? ¿Hemos vivido justicia, perfección, el paraíso en el mundo del hombre? Les tengo una mala y una buena noticia: nunca ha existido un mundo perfecto porque somos los humanos, unos jodidos equivocados permanentemente, pero la buena es que aún siguen existiendo aquellos que sueñan con un gran mundo. Esos son los que dejaron de pensar en el Yo, y entendieron que todo se basa en el nosotros.

Los hijos de la concertación tienen nostalgia de algo que nunca vivieron. No han tenido enemigos, ni batallas, ni revoluciones. Sólo ha sido espectador de evoluciones que se construyen en otras partes.

El hijo de la concertación quiere gobiernos que se actualicen como un software, pero sin ofrecer participación en su construcción.

Los hijos de la concertación aman "el arte y la cultura" y han tenido bandas de rock y han hecho películas. Ambas zonas se parecen mucho. Salvo algunas excepciones, jamás piensan en llenar estadios o cines sino en contar sus historias. Su mundo. De ahí que no exista escena musical. De ahí que no se llenen los cines. Pero la culpa es de papá Concertación. El hijo de la Concertación odia el lugar común, quiere ser original, un descubridor, un corredor de velos, obtener el reconocimiento que no le dieron en la casa.

Los hijos de la concertación sienten que obsolecen rápidamente a los 25 años. Sus referentes son futbolistas, modelos, megamillonarios como Zuckerberg que la hicieron toda de una. Con un click. Claro. Si a los 25 años no la hiciste toda, entonces ya no hiciste nada. Y se frustra fuertemente, se angustia y toma pastillas con estrellas. Porque no sabe manejar la ansiedad, y papá concertación tiene la culpa: le dio demasiado y conversó muy poco. Enseñó muy poco.

El hijo de la concertación salta sobre el cuerpo mal herido del padre sin sospechar que se está muriendo con él.

Oh, esos tiempos en que creíamos en algo. En que sabíamos que podíamos cambiar las cosas. Hoy somos un ticket de cambio que usamos de inmediato cuando algo no nos gusta.

Un país no es amazon.com. Un país es algo llamado la patria o algo así. Un concepto que está perdiéndose en la neblina del desarrollo a cualquier precio.

Qué gran significado tenía el apellido Concertación. ¿Ahora qué queda? Sólo un aroma a historia, ecos de un país que ya no es, pero también una posibilidad de refundación. Una posibilidad de refundación. Sí. Los hijos de la Concertación lo llamarían un upgrade. Pero poco y nada se hará sin tocar las puertas del palacio, sin intención de participación. Derechos pero también deberes, dice mi tío Horacio que poda un limón recordando que este país en doscientos años sigue produciendo al mismo tipo de gente.

La incapacidad de generar movimientos y unirse tras una idea (ideal sería pedir demasiado) es culpa de papá concertación, porque no le enseñó cosas tan simple como la unión hace la fuerza o canciones como all together now. Papá concertación se tecnocratizó casi tanto como sus oponentes y olvidó hablar de épica. Mucho Friedman y poco Quijote. Mucho ¿Quién se robó mi queso? y poco Altazor. Eligió mal su discurso y hoy vive el resultado de un mundo con el alma fatigada.

Se sospecha. Se sospecha mucho. De todo y de todos. Demasiado. Paranoias, muchas paranoias.

Papá concertación borró tres palabras claves en su vocabulario que eran lo que sus hijos admiraban antes de crecer: alegría, sueños y justicia.

Papá concertación llegó tarde, tan tarde al tema medio ambiental y los hijos de la concertación han tenido desde siempre la sensación de vivir en un mundo devastado por los amigos de papá y por papá mismo. (y no por los otros, que hasta salen caricaturizados en Avatar). Pucha que la cagó papá ahí. Pero papá puede reparar. La pregunta no es: ¿quiere reparar papá? sino DEBE reparar papá. Y debe anunciar eso llegando a la casa y no entelequias siglo XX.

Los hijos de la concertación quieren las cabezas de los presidentes de los partidos, pudiendo ser tanto más útil pedir ingreso de gente independiente a puestos importantes. Pero quieren venganza de algo que no entienden, y no ofrecen ideas de un país posible. What the fuck.

¿A quién le importa el extraño mundo de Jack que son los partidos y sus manos de poker? Sólo importa que hagan la pega, no que se transformen en los protagonistas de un reality (de muy bajo rating). Y hacer la pega es tener una idea de país más allá de sus ombligos perdidos en guatas enormes.

Papá debe entender que los procesos evolutivos son inevitables. Que ya cayó el cometa. Y que los lagartos gigantes van a desaparecer y será tiempo de mamíferos. Ojalá que no de mamones, sino de mamíferos. Y papá concertación no es un dinosaurio, sino un mamífero algo perdido en el incendio de los tiempos. Dinosaurios son otros. Pero andan vestidos de ovejas, calladitos haciendo beeeee por la vida. Tiranosaurios Rex vestidos de cachorritos con apetito voraz. Una lindura. Pero hay que decir que están mejor maquilladas las arrugas. Han pasado hasta por el bisturí. papá concertación tiene patas de gallo. Y un poco de vino tinto en la camisa.

Así las cosas. Nada es muy nuevo y menos original. Es la vieja historia de matar al padre para hacerse hombre. O algo así.

Afortunadamente, los hijos de la concertación no son los únicos decisores de voto. Porque son muchos más los hijos del rigor y la desigualdad, los del campo que no saben que mierda es twitter pero sí de abusos, y votan mucho pero mucho más los hijos de la dictadura, como también los hijos del Mall (los niños 2x1, los niños 24 cuotas sin interés), que votan por el otro.

¿No es loco que un Mall suene igual al Mal y nadie se percate? Ya, o.k., no es para tanto, si a todos nos gusta el hueveo, pero... eso no es el fin último de la vida, ¿cierto?

(Corte comercial)

Qué suerte tuve de votar NO el 88. De vivir ese capítulo. De algo que sirva crecer y envejecer. Viví un pedazo de historia magnífico. Aún veo esas calles llenas de gente unidas en torno a algo, esos panfletos al aire, los brazos arriba, la garganta gastada.

(Vuelta de comerciales)

Los hijos de la concertación NO se inscribieron pero se mueren de ganas de decirle NO a papá. Tienen rabia. Y pena. Y quieren que les digan algo y no se les dice nada. Quieren manejar la empresa pero no sabe por dónde partir. No confía en algunos gerentillos amigos de papá. Pero ve en los mandos medios el futuro de ella.

Oh recórcholis, qué gran momento de la película es éste. Qué afortunado soy de verlo tan de cerca, esas murallas resquebrajadas, esa corriente de aire nuevo.

Descansa, concertación, descansa. Ve a descansar. Dale el espacio a tus hijos. A todos tus hijos. Llegó el tiempo de la refundación.

Veamos qué pasa. Hay una palabra que en una época se usó mucho para unir a un país hecho pebre por un golpe militar: reconciliación. Ahora se aplica para dentro de la casa. Tarde o temprano tendrán que sentarse en la misma mesa papá e hijo y discutir. Pero intuyo que eso ya pasó. Y que vamos a ver el resultado de esa conversación el 17 de enero. Que el diablo nos pille confesados.

Vamos que se puede carajo. Votaré Frei porque no se trata de Frei y tampoco de nosotros. Se trata de los olvidados. Se trata de esto que dijo Jorge Teillier (un poco de poesía no le hace mal a nadie) y que aún resuena pese al ruido que hacen los realitys, los ofertones y las cajas de supermercado:

Y tú quieres oír, tú quieres entender.

Y yo te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.

Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni para los iniciados.

Es para la niña que nadie saca a bailar,

es para los hermanos que afrontan la borrachera

y a quienes desdeñan los que se creen santos, profetas o poderosos.

Buenas noches los pastores.

¡Es la política estúpido!


En el Mostrador.cl, Marta Lagos, Directora de la Corporación Latinobarómetro y de la consultora Mori-Chile escribió una columna donde da una mirada al actual escenario electoral del país. En este refuerza la idea de la existencia de ciudadanos críticos con un sistema de partidos en cuidados intensivos y con la mayor parte del electorado en la centro izquierda. Este es el texto:


¡Es la política estúpido!


El 5 de octubre de 1988 Chile votó en un plebiscito derrotando con el NO a Pinochet. 3.119.110 chilenos votaron por el SI y 3.967.569 lo hicieron por el NO. De un total de 7.4 millones votan 7.2 millones con una participación electoral de 98%. Desde entonces, en 20 años, entre 1989 y 2009 el padrón electoral crece en solo 849.273 nuevos inscritos (8.285.186 en 2009 y 7.435.913 en 1988) y la participación electoral decrece sólo a 89% de ese padrón en el mismo período.


En apariencias es una participación extraordinaria. La realidad es otra. En primer lugar aumenta la cantidad de personas que no votan válidamente. Aumenta de 577.679 en la elección de Patricio Aylwin a 1.172.746 en la primera vuelta de diciembre del 2009 los que votan válidamente (suma de nulos blancos y los que no votaron y están registrados). Mientras el 91% de las personas que tienen derecho a voto son las mismas, lo que cambia entre 1988 y 2009 en el comportamiento electoral de las elecciones presidenciales es la cantidad de gente que no vota válidamente, que se multiplica por más de dos veces.


No se puede hacer el análisis por unidad de voto, porque los datos no están disponibles, salvo a nivel agregado, como resultados. Es importante señalar que la base de datos de los inscritos son privadas, no están disponibles al público pues el servicio electoral chileno lo vende como “producto”. Lo mismo sucede con las bases de datos de las elecciones. No hay bases de datos para poder hacer análisis. No es de extrañar que la ciencia política sobre las elecciones no tenga en Chile ningún desarrollo, casi sin literatura y sin análisis científicos de las elecciones, ya que los datos hay que comprarlos. Chile vive de la política hecha con seudo ciencia por los diarios. Los “analistas” han reemplazado a los científicos. Chile ha privatizado el análisis de la política con estas medidas. Los que tienen los datos son los que se los “consiguen”, y los que tienen acceso por el Estado. No está disponible la estadística de cuántas veces el servicio ha “vendido” las bases. Eso crea una tremenda desigualdad para el desarrollo de la ciencia sobre las elecciones.


Todas las otras diferencias de votantes son pequeñas a lo largo de estos 20 años. Desde 1988, en total hay sólo 221.000 votantes de diferencia entre la elección en que han votado más chilenos (1993) y en las que han votado menos (1989) y con sólo 357.339 votos entre el Presidente elegido con más votos (E. Frei1993) y menos votos ( R. Lagos 2000). Las dos elecciones mas competitivas en que más gente ha votado válidamente son: el plebiscito y la segunda vuelta entre Lagos y Lavín, con más de 7 millones.


La elección Lagos Lavín del año 2000 marca el comportamiento electoral, confirmando la teoría política que señala que es la competencia la que lleva a las personas a votar. En esa elección votan 92 mil personas más que en el plebiscito de 1988 que ha sido llamada la “revolución participatoria”. En efecto, el año 2000 votan 7.178.727 chilenos válidamente, 241, 208 votantes más que en la primera vuelta entre Piñera y Frei en Diciembre del 2009.


Podríamos entonces decir que esta primera vuelta del 2009 NO fue vista como una elección competitiva para los chilenos, ya que produce la menor cantidad de votos válidos desde 1988.


¿Qué nos dice esto de la consolidación de la democracia y la evolución de la política? ¿Cómo se llama esto? Qué duda cabe que hay tensión en el electorado. El 92% de los electores deciden por el resto de la misma manera que siempre. Es un sistema político estático, donde no se incorpora la opinión de nuevos votantes. Los electores mantienen una estabilidad artificial respecto de las preferencias reales del total de electores, que no hace sino reforzar la crisis de representación.


La elección (exceptuando la actual) que ha concitado menos votantes a las urnas es la segunda vuelta de Michelle Bachelet en Enero del año 2006. En esa ocasión votó válidamente el 85% del padrón electoral, con 1.261.484 que no emitieron su voto válidamente. Esta primera vuelta de 2009 vota incluso menos gente, tanto válidamente como en total, que en la segunda vuelta de Michelle Bachelet (21.894 personas menos). Esto resulta contradictorio con la gran mayoría de los analistas y medios que manifestaban que era una elección muy competitiva por la irrupción de ME-O.


Sin embargo las encuestas CERC y MORI le daban desde 2008 una imagen de triunfo a Piñera que era muy mayoritaria, teniendo más de 20 puntos de diferencia con el siguiente contendor. Una imagen de triunfo de esa magnitud no es compatible con una elección muy competitiva.


También al mirar las segundas vueltas, la tendencia de la evolución del voto es negativa. La primera vez que dos candidatos pasan a segunda vuelta en Chile fue en 1999, Lagos obtiene el 48% de los votos. La segunda vez en 2005 con Michelle Bachelet, que obtiene un 46% de los votos. Esta es la tercera vez que hay segunda vuelta, con Sebastián Piñera que obtiene 44% de los votos. Cada vez se necesita menor votación para pasar a segunda vuelta. O bien, en este caso, hubo un desincentivo a votar, ya que la candidatura de ME-O hizo casi cierta la posibilidad de una segunda vuelta.


Tenemos entonces un padrón electoral que no crece, con el 92% que es la misma gente de 1989, donde crecientemente menos personas inscritas votan válidamente. Lo que más cambia entre elección y elección es la cantidad de personas que van a votar. Mientras los analistas y los medios, así como las conclusiones sobre la evolución del voto centran su atención en los que no están inscritos, el comportamiento de los inscritos muestra la misma tendencia sugiriendo que el problema no es la inscripción, sino más bien los incentivos de un electorado decepcionado con el valor de su voto, y las opciones que se brindan.


En este contexto, el escenario de segunda vuelta es probablemente el menos competitivo desde 1989, lo que haría de la elección presidencial 2010 aquella donde habrían votado menos chilenos válidamente. Es decir el ganador necesita menos votos para ganar.


La primera vuelta de las elecciones presidenciales del 13 de Diciembre 2009


La primera vuelta es muy fácil de analizar. Se trata de una elección atípica con un padrón envejecido, estático, no competitiva. El electorado mantiene durante todo el año la imagen de triunfo de un candidato, sin que nadie le compita. La inserción de un tercer candidato ( mas allá de los dos candidatos de las dos coaliciones Alianza y Concertación) fuera de programa, introduce un elemento de desmedro de ambas coaliciones que se habían partido el electorado por mitades desde 1988. El “tercer” candidato Marco Enríquez-Ominami, hijo de la oligarquía de izquierda, no es otra cosa que la consecuencia de la ley electoral binominal que opaca el rol de los partidos, congela la competencia ideológica hace explotar el sistema de partidos, principalmente la coalición de gobierno. Este no solo le quita votos a la Concertación, absorbiendo una gran parte del electorado de izquierda, sino que le quita votos a la derecha.


Marco Enríquez-Ominami muestra que las opciones que entrega el sistema de partidos políticos en Chile, no son las que quiere la gente, esta es una elección en que los partidos políticos, más que los candidatos, están puestos en cuestión. Son, sin embargo, los candidatos los que aparentemente sufren las consecuencias. La candidatura de Marco Enríquez-Ominami más que partir a la coalición de gobierno, lo que hace es ponerle fecha de término al sistema de partidos que ha liderado el período más próspero y estable del Chile contemporáneo.


El triunfo de la derecha en la primera vuelta, no indica que Chile se haya corrido a la “derecha” como han implicado muchos análisis de prensa. Votaron apenas 3.000.000 de chilenos por la derecha en esta primera vuelta, menos que por el SI en 1988. Más que un triunfo electoral, este ha sido un triunfo político de la derecha, al saber “partir” a sus opositores.


Escenarios de segunda vuelta


Los escenarios de segunda vuelta son esencialmente dos, uno en el cual la elección es vista por los electores como competitiva y otros en que no lo es.


Primer Escenario: una elección competitiva. Supongamos que la elección se pueda transformar en una elección competitiva, por medio de una estrategia de campaña que así lo intente. ¿Cuál sería la causa necesaria para producir competencia?


En ese escenario votarían más personas que en la primera vuelta. Supongamos que votaran cerca del promedio de las votaciones desde 1989 que son 7.249.722, y por tanto en la segunda vuelta Piñera necesitaría 3.624.861 votos, es decir 568,335 adicionales a los obtenidos en la primera vuelta para obtener el 50%. Sería la mayor cantidad de votos que ningún candidato de derecha haya sacado jamás desde 1988. En ese caso Chile se habría corrido “a la derecha”.


Segundo Escenario: una elección no competitiva. Lo más probable es que no cambie la calidad de la competencia, es decir la capacidad de la campaña de movilizar a los electores para que acudan a las urnas el 17 de Enero y que voten válidamente es limitada.


La candidatura de ME-O no tuvo un efecto movilizador, sino simplemente hizo disminuir la cantidad de votos de los candidatos del establishment oficialista de las dos coaliciones, castigando mayoritariamente al candidato de la coalición de gobierno. Esto no es menor, porque implica que la protesta de ME-O es una protesta de ciudadanos interesados en política. ME-O no logra aumentar el padrón electoral con nuevos registros. La imagen de triunfo de Piñera se ve reforzada por los resultados de primera vuelta. No hay incentivo ni efecto movilizador.


En esta circunstancia se hace mucho más fácil la tarea de Piñera. Si votara la misma cantidad de gente que en la primera vuelta, Piñera necesita 412.234 votos, no los 568 mil señalados más arriba.


Ahora bien, si votara menos gente , como sucedió entre la primera y la segunda vuelta del 2005/2006 donde votaron 44.933 personas menos, disminuye en 22.000 votos los que Piñera necesita para ganar, necesitando sólo 390.000 más. Así sucesivamente, cualquiera consideración adicional que haga disminuir el cálculo del total de votos, hace disminuir el número de votos que la derecha necesita para ganar, o bien aumentar el porcentaje con que ganaría.


Este escenario es el más probable: seguramente disminuirá más el numero de votos necesarios para que gane Piñera, por el aumento de votos nulos y blancos, si ME-O continúa con el mensaje de que Frei no representa el futuro, pero “dejando” en libertad de acción a sus electores. Una elección no competitiva donde los electores tienen mayoritariamente la imagen de triunfo del candidato de derecha, con un electorado desencantado con la política.


Piñera puede ganar la Presidencia con los mismos votos y menos que los que obtuvo Lavín en Enero del año 2000. En ese escenario Chile no necesita correrse a la derecha para tener un presidente de derecha, o dicho de otra manera, no necesita “conquistar” votos de la Concertación para ganar.


La alternancia en el poder no se produce en un momento de competencia política, sino más bien por el contrario, en un momento de mayor desencanto y crisis de representación.


Los no inscritos: la excesiva atención dada a los chilenos que no se inscriben no permiten ver el bosque de la problemática de la movilización electoral. En total hay 12.000.000 de chilenos que tienen mas de 18 años. Si Chile elige Presidente con meros 3,4 o 3,5 millones de votos, habremos evolucionamos en 20 años, desde un Presidente elegido con la mitad real del país como fue Patricio Aylwin a un Presidente elegido con un tercio del país. ¿Alguien puede creer que ello es producto sólo del sistema de registro y del voto voluntario u obligatorio?


¿Chile se corre a la derecha?: en la escala izquierda de 0 a 10 donde 0 es la izquierda y 10 es la derecha, el electorado chileno ha evolucionado de un 4.9 en 1995 a 5.2 en el 2003 y un 4.7 en el 2009 según datos de Latinobarómetro. El electorado chileno no se ha corrido a la derecha, sino más bien a la izquierda según estos datos. ¿Por qué entonces elegir un presidente de derecha?


Si Sebastián Piñera es elegido, al igual que los numerosos gobernantes de izquierda en América Latina, será elegido con votos de centro, o será elegido con una mayoría entre pocos electores, que hace disminuir la cantidad de votos que necesita para ganar.


El perfil del electorado MEO: Marco Enríquez-Ominami el candidato “extramuros” de la Concertación, le quita voto a ambas coaliciones, obteniendo 1.4 millones de votos. El perfil del elector de ME-O es híbrido, no es completamente ideológico, aunque es más izquierda que derecha, y socio demográficamente es un electorado más post materialista y más autoexpresivo que el promedio del país.


Sus votantes son más partidarios de una sociedad abierta, como la que describe Popper, directa, sin eufemismos como lo es el candidato, educado en una sociedad del primer mundo, donde la cultura no admite las hipocresías de la nuestra. En la cultura del candidato, y sus electores, como en Francia, no se vive detrás de la máscara de Octavio Paz en que vive la población de nuestra sociedad. Nosotros nos escondemos detrás de las apariencias, y “ellos creen en la perfección, mientras nosotros creemos en la redención” , dice Octavio Paz. No es la derecha ni la izquierda lo que define su electorado.


Las declaraciones de Carlos Ominami y Marco Enríquez-Ominami después de la elección confirman esa como la característica valórica central de su mensaje. Aquí no hay nada que transar, negociar, sino sólo avanzar con las creencias de cada cual asumiendo el costo de sus consecuencia. Así es la competencia en una sociedad abierta. Este electorado no responde a un líder, sino más bien a un grado de libertad, es un electorado politizado, con mas interés en la política, más movilizado que el resto, capaz de cambiar su intención de voto respecto de su comportamiento pasado. Son personas que se atreven contra la corriente. Esa es quizá su característica más significativa, porque esas personas no se conforman con lo establecido, sino con lo que satisface sus aspiraciones. Son ciudadanos críticos, más educados que el promedio de la población, y más bien urbanos. Como describe el estudio Mundial de Valores, Chile ha aumentado sus niveles de autoexpresión, mucho más que cambiar su cultura, cada cual ha aumentado su autonomía de acción.


Mientras las costumbres cambian poco, la acción individual cambia mucho. El voto es la acción individual más potente de una persona. Esta elección ha mostrado con creces la potencia de la autoexpresión, de esos ciudadanos críticos que demandan lo que no se les ofrece. ¿Cuál es la política que ellos demandan? ¿Demandan política? ¿Es posible con ello formar un partido, o más bien su manifestación lleva a la reforma de los partidos existentes? Todas interrogantes que se plantean. Dicho de otra manera, la única forma de agrupar a esas personas es con la bandera de una sociedad abierta.


Es la política estúpido


En ésta segunda vuelta ¡“es la política estúpido”. Fue Bill Clinton en su primera campaña presidencial quien dijo ¡“es la economía estúpido”!, implicando que era la economía donde se jugaba la elección. En este caso es la política. La capacidad de polarizar, movilizar y “prender” al electorado desencantado. El problema es que para hacer aquello se requiere salirse de lo establecido y sorprender a un electorado inmune a las palabras. No son “políticas públicas”, ni “medidas”, lo que ese electorado busca, sino más bien hechos que desmientan el comportamiento pasado.


Es la política (estúpido) la que decidirá esta segunda vuelta. Los electores que votaron contra el “Zeitgeist”, lo establecido, quieren una sociedad abierta.


Aunque Sebastian Piñera gane la elección recibe un país de ciudadanos críticos con un sistema de partidos en cuidados intensivos, con la mayor parte del electorado en la centro izquierda. Su gobernabilidad depende de su capacidad de hacer de esta una elección competitiva y de ganar electoralmente con la mayor cantidad de votos que haya obtenido un gobernante de derecha jamás en la historia de Chile. Así como no conocemos a la nueva derecha post Pinochet, tampoco conocemos la capacidad de una oposición que nunca ha sido oposición en democracia.


Si por otra parte Sebastián Piñera no gana la elección ( mal que mal, es una elección y lo esencial es que no se conocen los resultados hasta después de realizado) será porque la sociedad abierta que está en la lista de demandas, vale menos que el temor a la derecha.